RENACIMIENTO DEL AMOR
EN EL RECUERDO IMPERECEDERO
Escuchar a tu lado una canción
hermosa
es sentir y vivir los susurros
del Dios bueno más sublimemente
idealizado
por y de los místicos más ilusos
y trastornados.
Escribirte una poesía es sentir
la colosal pena y desmesurada
frustración,
la amargura y la derrota
de saber que tal vez esa poesía
exista y existe,
sin que pueda escribirse,
sin que nadie puede escribirla,
que grita en mi corazón,
que arde, inspira, vive,
hace vivir e incendia
mi mente desde mi espíritu, mi
alma
y ese corazón que me piden
desde el centro de mi ser,
de mi latido y de mi vida,
hecha cuerpo, carne y maná,
y la Sagrada Forma concretada
desde el cáliz de mi esencia
hasta dentro de tu boca, tu
paladar, tu lengua,
tu mente, tu corazón,
tu espíritu, alma,
para alimentarte quemándose,
donde se humille y consagre
para regalarte la quimera
de la felicidad más absoluta,
plena, insólita y eterna.
Bailar ahora de “viejos” contigo,
torpemente, ya mucho más escasas
la energía y las fuerzas,
pero con la ilusión inicial
de sentir tu mejilla y tu calor
unidos a mi mejilla, satisfecha y
en paz,
pero todavía trémula,
es danzar como pétalos de rojo
clavel
empujados e inspirados
por el viento del Olimpo
la danza de Venus y Eros,
que jamás pudo soñar ningún
humano
ni bailar ningún ángel del cielo,
ningún dios, ninguna diosa,
ningún nunca jamás ningún
capricho del universo
para dignificar lo real e
idealizar el ideal
de construir un mundo perfecto.
Mirarte a los ojos es ver y soñar
los horizontes más románticos de
Bécquer,
las puestas de sol que el sol,
las nubes y el atardecer
jamás pudieron crear, ni Zeus
imaginar
en toda la historia de todo el universo,
de todos los universos.
Volver a besar la piel de tu
rostro
con surcos sabios de vida,
es renacer la pasión, la
inocencia,
la mayor razón,
la ilusión,
los recuerdos, las vivencias
que mis labios escribieron en tu
rostro
durante la juventud de nuestras
mentes
y nuestros ávidos, anhelantes y
deseosos
labios, piel, y sentidos
excitados
de nuestros cohabitantes cuerpos.
Ser tan temerario e intrépido
de obsesionarse en crear la
poesía más bella
para la única dama, niña y señora
de toda, mi única y sola
existencia
es tan sólo saber recordar y
darse cuenta
de que soñar imposibles
y ser el soñador más iluso y más terco,
es conocer que en el pasado,
en mi juventud fui poeta
y ahora me obceco, me muero y me
desespero
sin aceptar ya
no serlo.
Tropezar contigo y en ti un
bolero,
es volver y recordar cómo se
sueñan
los más elevados sueños.
Tropezar contigo y en ti
el tango más pasional y emotivo
de Gardel
es sentir, escuchar y revivir
los orgasmos que compartiste y
sentiste
dentro de mi ser, de tu piel, en
tu piel,
recorriendo todo tu cuerpo,
de nuestra alma única
en el clímax y el cénit
que dieron sentido a nuestra vida
y vida y razón a nuestra
existencia.
Fuimos, somos, seremos, uno solo
en medio de múltiples, ignoradas
y vacías presencias,
eternamente, sublimemente;
lejanos, ausentes y ajenos de
todo dolor,
de todo sufrimiento, de todas las
lágrimas que no son bellas,
de todo lo que no sea
lo que quiso significar la
palabra felicidad,
de todo lo que significó y
significará,
como para mí significa
siempre tu nombre,
amada Clara del alba,
de todo lo imposible que es
bello,
mi querida, mi amiga, mi niña,
mi señora, mi compañera,
mi verdadero yo, mi dama,
mi amada…
MI AMADA…
Un abrazo a quien considero mi hermano de letras. Al viajero de mundos celestiales y avernales. Al poeta comprometido con su misión. Saludos hermano.
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