jueves, 1 de julio de 2010

BELLA SIN ALMA

Ví tus ojos en la noche,
noche en la que era feliz;
creí ver sinceridad y dulzura
en medio de aquel contexto de sofisticación,
de droga convencional,
donde la mediocridad,
yo, aquel, aquella, se vuelve pura mierda
en un mundo de exacerbada vanidad.
Quise escaparme fuera,
ver la sincera oscuridad de la noche
en el negro azabache de tus cabellos,
y viajar por ella en dos barcas unidas (tus pupilas),
que flotaban en el mar,
que en calma me hacía añorar
la isla perdida donde nació
aquel exotismo del contraste de tu pelo
y aquellos ojos tan azules,
más azules que el cielo,
más azules que el mar,
más azules que el azul.
Nunca pensé que viajaría tanto tiempo
abrazado a tu cuerpo, acariciando tus senos
y bebiendo, dulcemente,
el aliento de tu boca,
la saliva de tus labios,
la suavidad de tu cuello;
mientras me estaba enamorando,
bella sin alma, tu jugabas
con uno más de tus muñecos.
Sólo un día hablaste conmigo,
y entonces me pediste tiempo;
¿querías llenar tu vacío
con lo que yo siempre llevé dentro?
Ayer te dije “adiós”,
no quise verte más,
demasiado amor a cambio de silencio;
bella sin alma,
aunque no puedas palparla
porque no tienes sentimientos,
si el barro no vale nada,
la mía la llevas dentro,
pero cuando se cure mi herida,
dentro de poco tiempo,
seguiremos caminando a solas,
yo con mi alma,
tú tan sólo con tu cuerpo.

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