domingo, 25 de julio de 2010





SIN PRINCIPIO NI FIN. POLVO ENAMORADO.


Tantos besos que me encendieron;
me encendieron las pupilas, los labios,
la médula acogedora del centro de mi cuerpo,
como cueva vacía,
hambrienta de pasión de fuego eterno e imperecedero
que me durmiese como licor de borracho
en la eterna noche de ensueño sicodélico sin fin:
pasaporte de la muerte
a un presente quieto de llamas que me consumiesen,
dejando como hijos, ceniza de átomos enamorada,
para fecundar la tierra y el universo
al soplido del viento caprichoso,
para procrear, matando el mal,
un universo de universos
como mi niño soñó con poder soñar y concebir.
Tantas manos en mi espalda
recogiéndome en su seno,
como madre a ser recién parido.
Tantos surcos en mi pelo de dedos como arados,
sembrando mis sesos,
ávidos de hacer nacer
el paraíso elegido por el dios de todos los dioses,
para mí y para mi primer amor.
Tanto aliento preñado de alcohol
empapando mis mejillas,
para encender en la llama de mi boca
las chispas de dos lenguas como rocas iniciales,
un voluptuoso volcán
que nunca consumiese su lava,
siendo grito sostenido del infierno
de VIBRACIONES TOTALES Y PERENNES.




AYER ENCONTRÉ EL UNICORNIO DE SILVIO.




Ayer en el cielo encontré
un unicornio azul
con su cuerno de añil.
Estaba sentado en su camita
y tenía en la mano un ramo de flores.
Me dijo que en el cielo
los ángeles tenían juguetes vivos
y que Silvio siempre dormía abrazado a él;
que lo perdió, porque lleno de nostalgia,
se marchó en un viaje a la niñez
para decirle a su madre Lealtad
que siempre continúa pensando en ella
y jamás su corazón la había soltado de la mano.
Me contó que solo hablaba
Cantando canciones con la TERNURA,
“un poco con amor, un poco con verdad”,
porque era un ángel
cuya misión es hacer regalos
de amor y sinceridad
en la cajita de la sensualidad y la belleza,
sin importarle nunca
el dinero que costase…
“cien mil… un millón… “
Que en el cielo
no se compraba ni vendía nada,
y todo se compartía
ayudando unos a otros;
porque Dios,
aunque era un poco mandón,
siempre hacía lo mejor para todos;
no hacía ninguna diferencia entre unos y otros,
y le pedía “a cada uno según su capacidad”,
y le daba “según sus necesidades”.
A los ángeles que solo sabían hacer poesía
les regalaba instrumentos musicales,
y sólo les pedía aprender a tocarlos
hasta que hacían canciones
tan bonitas como las de Silvio;
entonces venían a la tierra
para decirnos la verdad
cantando,
como el ángel Milanés,
que en el cielo dormía abrazado
a una muñequita llamada Yolanda,
y en la tierra pronunciaba
“eternamente su nombre”.
Luego se despidió diciéndome
que le pidiese a Silvio
“un millón” de bendiciones;
y cantando, “se fue…”
(¡“Ojalá” encuentre
todos los unicornios azules…!)
AUTORRETRATO DE UN MOMENTO.

Demonio melancólico,
con vocación febril de místico asceta.
Nostálgico de lo hermoso del pasado,
de huellas vívidas felices
grabadas en el alma
buscadora de frenética
liberación divina eterna.
Enamorado de Cervantes,
por ser padre de su aventajado hermano,
el bueno, Alonso Quijano.
Amante celoso y con envidia
de las entrañas de las leyendas de Bécquer,
por tan sublimes, más reales y codiciadas
que su propia vida.
Tan soñador, viviendo en sueños,
y sin vivir los despertares
de la mañana, de la noche y del mediodía,
adolescencia y juventud,
poniendo al término de cada ciclo
querer cambiar frenesí
por sosiego infinito
con hachazos suicidas.
Devorador de porqués y perfecciones,
iluso alumno compulsivo de la escatología.
Bohemio por no disponer de tiempo ni de oídos
para las órdenes externas
de la maligna disciplina.
Revolucionario, a lanzazos y pedradas
contra el dharma, el Logos, el Arjé,
los sámskaras y el kharma de su vida,
del universo, de todos los universos,
de casi todo lo que vive,
de casi todas las vidas.
devoto de Sainath, enamorado de su maestro supremo
del que desea henchirlo todo
sin medida.


OM SAI RAM
DEBAJO DEL PILAR.


Y tus dudas sobre mi verdad,
sobre el ahora silencio
henchido de gritos,
que alimenta mi alma
de puñaladas de viento ardiendo,
son como el universo vacío,
tal como concebimos el espacio sin términos,
desnudo de materia;
sólo penden dos gotas
que van a desaparecer la tierra
y como dos lágrimas que inundan mi ser,
arrastrando en su caída a la nada,
o al fondo del nunca más,
mis ojos ensangrentados y sin vida,
en un adiós que sólo pronunciaste tú.
PARTIENDO.

Converso contigo a solas,
yo le hablo a la esperanza,
doy cuerpo a una ilusión
con dos o tres de tus palabras;
así huyo de mi soledad,
posando en tu mano mi alma,
hoy, uno de esos días grises
en los que te nublan las lágrimas,
cierro los ojos y sueño,
achico el agua salada,
con lo poco que conozco de ti,
dos o tres de tus palabras.
Abro el corazón por cualquiera de sus llagas
posando en tu mano mi alma;
si hay algo, lo suficiente,
para llenar unos momentos
de tu vida
con la misma felicidad
que para mí deseara,
rompe la frialdad,
esa distancia que nos separa,
y enséñame cuánto guardas
desnuda de ropa y barro,
como yo quiero enseñarte,
a corazón desnudo,
mis miserias, mis pobrezas,
ilusiones y entusiasmos,
caliente humo de sangre
que ama y sufre,
uno de esos días grises,
quizás entre otras cosas,
por dos o tres de tus palabras,
que me hacen forjar con miedo
una incierta ilusión amarga,
porque faltan muchas palabras
para que se quiebre o crezca
esa ilusión forjada;
y este niño que te piensa
pueda quemarse bebiendo
de tu alma enamorada,
entregándote mi aliento,
el aliento de tu alma;
con la mirada perdida
en “aquella” puesta de sol:
una de tus palabras;
¿recuerdas... ?,
algo que también tu amas;
como yo amo a cuantos sufren,
porque conocen amor,
y ayer creció esa ilusión
al ver caer una lágrima,
que me hace soñar beberlas todas,
para que nunca sufras a mi lado,
niña mía, dulce Ana.

SOLAMENTE EL AMOR.

Tantas miradas, tantos suspiros,
tantos sexos cómplices,
tantos estallidos de nuestros cuerpos y espíritus;
almas y mentes en frenéticas muertes
hacia el sueño postorgásmico.
Tantas hembras que yo amé
bajo el juramento de amarme.
... y hoy, después de tantos siglos enamorado
de la mujer y del amor,
después de tantos holas y adioses,
con los surcos en mi piel,
y el cabello helado,
los ojos secos sin miradas ni lágrimas
que permitan ser espejo del pasado
a tanta nostalgia, recuerdos y melancolía,
mientras la nada espera envolver y abrazar
mi cuerpo y mi espíritu,
ensañándose en el último expirar,
aconsejo al niño del vientre de la mujer
que más me amó y me ama,
a esa última generación de mi amor,
del amor hacia mí y de mi ser,
que apure el tiempo exiguo de su vida
en respetar el horizonte de mi mirada,
y volcarse incivilmente en la misma senda,
siendo homenaje, tributo y despojo
hasta el último latido,
del amor, el deseo, los sueños,
el placer y el dolor sucesivos e intermitentes
que genera en algunos,
que nos empeñamos en ser
solamente el amor.

UTOPÍAS

Mas algún día volverá,
y verá sus sueños realizados,
sobrevivirá al tiempo,
continuará en él la esperanza
después de muerto;
podrá vagar por un mundo
de silencio,
mas algún día volverá
y se mecerá en sus sueños
hechos realidad.
Las quimeras de los espíritus puros
no puede destruirlas el tiempo,
perduran en la ilusión
de almas hermanas de las suyas,
y un día muy lejano,
de cielo muy azul,
podrá ver tangible
el mundo hijo de sus sueños.
Podré estar oculto
bajo las aguas de un mar
que desde aquí creemos incierto,
pero la misma ilusión y la rebeldía
que me hicieron sufrir en la vida,
harán que en la muerte
no esté muerto,
y surgirá de las olas mi sonrisa,
que en las noches de tormenta
escucharán mis hermanos
desde el mundo en el que yo
quise vivir.

CLAUDICACIÓN.

Yo no quiero
ya que ninguna,
que otra más
pinte mi cielo,
pues yo vivo aquí en el suelo
bajo fango y sobre piedras,
y esa manchas figuronas
fueron siempre púas de acero,
y entre acero y entre piedras,
rebotando en ese juego,
se partió mi corazón.
Yo no quiero
que ninguna,
que otra más
manche mi cielo,
pues mi vida está en el suelo,
y ese cielo insinuado
querría algo de mi pecho
y ya no queda corazón.
¡No!... que otra más
manche mi cielo;
pues la vida entre fango
y sobre piedras
es costumbre de hace tiempo
y no quiero otra aventura
que haga que mi propio cerebro
se carcajee de ese hueco
donde ya no hay corazón.
Yo no quiero que ninguna,
que otra más pinte mi cielo
y lo borre con traición,
o lo vea yo de cerca
y se apague la ilusión,
enturbiando el frío cerebro,
y no me queda corazón.
Yo sólo quiero soñar solo,
sueños fríos y sutiles que se olviden fácilmente,
para así volver a soñar
los caprichos de mi mente,
que yo debo de apurar,
quiero estar solo en el juego
de jugar soñando sueños,
pues sólo me queda el frío cerebro;
yo no tengo corazón.
Y si donde
habite el olvido,
en algún lugar siniestro
queda una hembra amante
que a mi lado venga a dar,
que prosiga su camino,
pues yo hueco en este mundo,
no podría mirarla a los ojos
y separar los labios
para decirle que no tengo corazón.

INOCENTES.

Lejos de amores perfectos,
por ser platónicos,
vivo el amor contigo cada día
(el amor que soñé vivir un día),
mas no es perfecto,
por no ser platónico;
sobresale como punta de lanza ardiente,
o es caricia de un momento de ternura
real y no soñada
en medio de las ruindades de la vida,
de las circunstancias del infierno
que habitamos,
y a tu lado camino todos los días;
a veces llueve y nos mojamos,
a veces el aire me empuja en la garganta,
soportas mis defectos y pecado,
y al cabo yo recibo tu imperfección
impuesta por imperativo del nacer
en este mundo aciago, basto y raro;
vivir juntos fue nuestra meta,
y juntos padecemos cada día,
que vivir es padecer solo o contigo,
viviendo, soñando, envejeciendo
y luchando a golpes de ciego
contra el mundo que nos construyó
y en menor medida construimos
con besos, llantos, equívocos,
caricias, noticias que recibimos esperanzados
y noticias que nos desgarran cada día.
En un infierno, con dos infiernos
quisimos hacer cielos
de pasión, paz y armonía,
mas todos son conjuros de momentos,
y el resto sufrir la vida deshonesta,
que con voces traidoras y lisonjeras,
nos prometió un paraíso,
entre rediles y jaurías.
Mas ojalá no haya muertes definitivas
que nos separen y nos muestren
el fondo ensangrentado de sus bocas
con sus crueles risas;
espera, y esperemos aquí juntos
navegar por las eternidades
de mundos menos ingratos;
vivir de la mano, con los corazones enzarzados,
las que fueron quimeras del pasado
en la niñez y en la adolescencia
del principio inocente
de nuestras vidas.

LUZ SOÑADORA.

Mis ojos se centraron en un mar iluminado,
un mar azul radiante, en un espejo
que emitía torrentes de luz;
inmensa claridad contrastaba
con las manchas de las rocas perdidas
en la lejanía;
aguas vivas que ocupaban mis pupilas
y rompían en espuma absorbían
mis sentidos;
un plano perfecto, formas en suave relieve,
himnos celestiales que brotaban
al abrirse las olas,
cristales transparentes que
nada ofrecían tras de sí,
porque no podía haber más belleza,
porque el infinito estaba allí.
La perfección de la imagen;
chorros de sensibilidad bullían en mí,
y una prueba irrevocable
de que la realidad de por sí
puede superar la más ambiciosa
de las imaginaciones.
La calma y la quietud,
el sol, la paz y la belleza
de un ángel de nácar,
se fueron deshaciendo a borbotones,
aquello que las palabras de un dios
no podrían describir,
aquello que calmó toda mi sed de poesía
no lo pude plasmar aquí;
y el alma de Dios se trocó
de luz soñadora en penumbra y oscuridad,
nubes deshicieron el encanto
de los increíbles paisajes Becquerianos,
y una puesta de sol me abandonó,
para dejarme de nuevo sólo...
hundido en mi mediocridad.

MUJER DE POCA FE.

Soy la sombra del anhelo
que te mira codiciosa
en los ojos de la brisa
y te envuelve en la distancia,
atada fuerte al desencanto,
tirando cruel de mi aliento;
obsesa aura que besa tu cuerpo
y aún tu espíritu, tu alma,
tu olvido, tu falta de fe,
tu desprecio y tu silencio.
Soy devoto de tus dudas
en la ermita del deseo,
humillado por tu falta de fe

y el abandono cruel
de tu esperanza al comienzo de mi sueño,
en un siempre, que no formaba parte
de tu sueño.
Jugaste a la ruleta rusa
con tu sonrisa en mi sien,
una sien que era tuya,
y ahora, mi sombra
te pide el beneficio de tus dudas,
de tus voluptuosos besos,
de tus miradas traidoras,
del poco valor que para ti tuve,
y que para mí se fue perdiendo
(mujer de poca fe),
hasta que sólo quedase
la sombra del anhelo,
que sólo sabe que el orgullo
es la dignidad de los ciegos,
que para ser digno
he de estar henchido
de humildad, ser el más valiente
de todos los pobres
que encontraste en tu sendero,
y encuentras todos los días
(somos todos los que estamos),
y así pedirte que aprietes fuerte
con tu boca mis labios,
para quemarnos juntos en el fuego
con mi amor y tu deseo.

FEMINEIDAD.

Sus ojos se vislumbran entre las sombras,
y sus senos tiernos transparentan
a través de la camisa azul claro,
sus labios gruesos son de un rosa pálido,
y su mirada es profunda y distante,
se oculta en ella el amor y el misterio
de una pasión callada.
El pelo negro, ligeramente ondulado,
le cae sobre los hombros,
y hace juego con sus ojos,
dos rocas perdidas en el mar,
que a lo lejos se ve bravo,
y de cerca está quieto y callado.
Su mirada sugiere la monotonía
de un contínuo frenesí emocional;
la armonía de la tonalidad
de sus ojos, su cabello y sus carnes
parece desprender la energía de su alma,
que configura un aura magnética,
que susurra dibujando en la lontananza
de la más bella puesta de sol,
con nubes enrojecidas por la fuerza
deslumbrante y efímera
que se oculta con la fugacidad
de lo inefable, la palabra
femineidad.
Sensualidad, fragilidad, ternura,
melancolía y tristeza vaga
de un vitalismo infinito y estático, monótono,
proyectan la forma de sus labios
y la luz de su mirada,
que se confunden,
haciendo soñar y añorar
un ánima misteriosa, enigmática,
paradisíaca, un mundo lleno
de exotismo.
Quisiera poder abrazarme a su cuerpo
y a su espíritu con toda la intensidad
de mi afecto erótico y penetrar dentro de sí
formando una sola realidad, y bebiendo
dentro de su aliento su felicidad,
regresar dentro de mí, en un éxtasis ataráxico
entre el frenesí y la ternura
Mientras la miro me muero por dentro,
porque sé que nunca la conseguiré,
es demasiado distante;
¡qué mirada tan distante,
tan cercana y tan provocativa!
Sin embargo, yo la amo,
sí, estoy enamorado de esa mujer,
de la mujer del cuadro.

SOLEDAD Y SOLEDAD

Si te abrasa en el rostro
la llama de la antorcha
que alumbra esta larga, negra,
tan confusa y de horror
noche de tu vida,
que parece no respetar
la llegada de un nuevo amanecer,
déjame que camine junto a tí
para humedecer tu cara con mis besos,
y espera conmigo un alba,
que está condenada a nacer
y a ser testigo
de como la iluminas de nuevo
con tu mirada, mientras te adoro;
si tienes fe en quien vive en ti
el motivo tan grande y tan solo
de su vida,
si tienes la fuerza y el amor de renuncia;
¡ámame con esa fuerza!,
y sólo querré lavar tus pies
con la última gota de mis venas;
no permitas que tu agonía
queme en cenizas mi cuerpo y mi espíritu;
si las espinas, calientes, crueles, secas,
que humedecen tus pies desnudos
al caminar, te hacen buscar
otra senda...
perdido, desnudo,
a un lado del camino,
en un nido de zarzas entre la maleza,
en una noche eterna y fría,
atado, impotente por las espinas
que cambiaron tu camino,
gritaré afónico,
con la sangre bullendo
en mis labios resecos
(que nunca tanto amé).
Nunca podré pensar
mas que ese pensar eterno,
en el bosque del horror,
donde las almas insatisfechas
vagan tropezando para siempre sin final;
mientras anhelo sea para siempre
un calor plácido en tu pecho,
que sonría en cada latido de tu corazón.

sábado, 24 de julio de 2010

LAS ALBAS. AMANECERES.

Colgado junto al cuadro de la pared
se veía el espejo...
comencé caminando despacio,
y conforme me movía yo
se movía lo que había dentro;
todo ello y el silencio reinante
me hizo meditar un momento:
como un espejo es la vida,
pues en tanto por ella vas pasando,
te va ofreciendo con el transcurrir del tiempo,
hora tras hora, día tras día,
un sinfín de imágenes distintas;
y si lo piensas nada es nuevo ni verdad,
todo son reflejos y mentiras:
sombras de una realidad que eres tú mismo,
de un mundo que desde siempre está contigo,
y que va cambiando conforme caminas;
y el día en que el espejo se quiebre,
el día en que la ilusión se apague...
habrá terminado tu vida.

ABRIR LAS PENAS MÁS GRANDES.


Me quiere llorar el alma,
a borbotones, como llantos de payaso,
un tétrico día de función
sin ganas de llorar ni de reír.
Se me mata por llorar el alma,
como ríos de glaciar que arañe
todos mis ojos todos, hasta arrancar el vítreo
que corra por las mejillas de mi corazón
(mas aún sabiendo que está muerta).
Se me murió por llorar el alma,
cuando mis dedos no encontraron
la exención tan principal
de secar secos ojos secos de ceniza
y escarbaron las uñas de los hombres
y el Dios de todos,
con fuerza unísona,
la fuente muerta de mi ser.
Sin saber que me duele,
todo me duele todo,
y todo es nada,
sino una misteriosa formidable fuerza
que me hace ser el dolor.
Y aquí, donde dejo de esperar,
espera esa fuerza irrespetuosa,
esperando en la esperanza,
sin que tenga ser mi cuerpo
ni para esperar, ni para existir,
ni para hallar nada.
¡Muérete diablo!, que habitas en quien yo fui,
sin dejarme esconder entre tu vello
repugnante y sucio, porque temes
que mi dolor te doblegue
como picadura de hiel a despreciable monstruo,
y me humedezcas para renacer yo,
más allá del bien y del mal;
tan sólo para llorar.

¡OJALÁ ESTUVIESES A MI LADO!

¡Qué noches tan tristes,
tan mojadas de sudor tan frío,
por no poder no pensar en ti!
En cada hueco estás tú,
mirándome;
en cada vacío está tu cuerpo y espíritu,
una sonrisa y una voz que me dice: ¡ven!.
Te busco en cada esquina y en cada rincón,
el lleno de tu cuerpo, espíritu,
tu sonrisa y tu voz,
y cuando voy a abrazarte,
suspirando de pasión,
el aire hueco cruel y la nada
me despiertan sobresaltado,
recordándome que es una burla del amor.
¡Qué noches tan crueles
sin el susurro de tu voz!
¡Qué cruel noche es la distancia
que convierte tu contacto,
tu respirar, tu latido,
en eco de una obsesión!
Si estuvieras a mi lado
cada noche y esta noche,
¡qué bella sería la palabra amor!
¿Y tú serías quién eres?
-No.
¿Y yo sería quién soy?
-No;
seríamos uno solo,
un solo latido, un solo suspiro
un solo corazón;
y yo sería tú, y tú serías yo,
seríamos uno sólo,
palpando un solo cuerpo,
y entonces el sudor frío
sería un no pensar en nada,
un vivirlo todo,
un cálido aliento
que nos mojaría a los dos.
¡Ay Dios, no sé qué sería...!
¡Si estuvieses a mi lado cada noche
y esta noche...
qué bella sería la palabra amor!



Mi madre, Aurea Abad Maceiras, para la que nunca he sido capaz de construir una poesia que fuese una obra maestra, tal como yo deseaba.

PARTÍA.

Partía,
en mi camino hacia no sé donde,
con la esperanza enjuta y descarnada,
decapitada por la helada
guadaña de la muerte;
latía sin sentido o temblaba torpe,
como un adiós afónico
de un corazón arrancado a tirones con uñas afiladas
a lo largo de mi vida;
y eran paisajes que sonreían
como sonríen los perros,
que se burlaban crueles,
apareciendo y escapando del túnel de espejos
por el que me arrastraba,
con las rodillas sangrando
y las manos llagadas y embadurnadas
por la vida que se escapaba
y dejaba un cruel sendero,
testimonio de mi desdicha.
El último paisaje del último espejo,
aunque vacilaba,
avisado por la picardía del mundo,
se mantuvo un momento, observándome curioso.
El más hambriento y constante mendigo de amor,
derrotado en mil batallas y una guerra,
tendió por última vez la mano,
y una sonrisa triste comenzó
a dibujar la fe en tu espíritu.
Dejé que metieses tus manos
en las llagas de mi costado,
y fuiste y eres sonrisa húmeda
de terciopelo y aliento tibio,
bálsamo inefable de la magia
que crean dos corazones
hermanos por el destino,
que me cobijas dentro de ti.
Y dentro de ti construiré el mundo
donde brotan las flores,
donde el agua cristalina
corre detenida por ti,
y perfuma un lecho
de piedras pulcras y hierbas verdes.
Una puesta de sol en nuestras miradas,
una canción nunca escuchada,
bajo una cascada de espuma
que baña nuestros cuerpos
desnudos, asidos por el cielo;
porque tú eres el amor, la fuerza y la magia,
el frenesí y el sosiego que me colman,
que permiten crear con la imaginación
la tierra prometida por nuestros padres,
para nosotros y nuestros hijos.

PEREGRINO DE AMOR. (CARTA PARA CONSUELO)

Piensa que soñé contigo
después de romperse mil sueños;
sabe que quizá no me queden
ya muchas fuerzas
para caer sobre las rocas del desamor
una vez más, desde el cielo.
Créeme si te digo,
créeme si te cuento,
que aquella noche tan agria,
un veintiocho de enero,
quemaba tanto la helada
en la cruz de un firmamento
sin estrellas,
que nací en el olvido
y viví en el silencio
de todos los que en mi vida
pasaron a mi lado,
y nunca me conocieron.
Fue muy pronto
(antes de todo lo que recuerdo),
que asombré, me vieron extraño
porque cuando acababan de arrojarme
al mundo que a mi manera te cuento,
ya tenía los ojos abiertos.
Quizás me sentí asombrado
al perder la paz del vientre materno,
y supe desde aquel momento
que nunca encontraría
esa paz que siempre anhelo,
o quizás muy tarde
(me lo dice la esperanza: el cascabel de los ciegos),
porque pude comprender
que era mucha mi hambre
para poder sentirme
alguna vez satisfecho, en un mundo,
donde el amor y la comprensión
a los buenos, los que caminan desnudos,
los que no conocen la mentira,
la envidia, los sinceros,
aquellos que somos como conejas
de parir buenos deseos,
sólo te lo pueden dar
los que llevan lo mismo dentro:
alguien que conozca amor
porque lo lleve en sus entrañas,
en su respiración, en su mirada,
en su latido, en cada momento.
Un día soñé contigo
porque te ví diferente del mundo
que tanto amo y desprecio,
y necesitaba soñar una vez más
para continuar viviendo.
Así, a pecho desnudo,
con el corazón abierto,
te hablo sin vergüenza y miedo
de mi miseria (el amor),
aunque la experiencia me diga
que sólo triunfan los listos,
que fracasan muchos buenos;
que ahora, como muchas veces,
me convendría el silencio,
que nos hablará el tiempo;
pero la persona que busco
no puede recelar de mis defectos,
y mi dignidad me impide
no decir todo lo que siento.

¡Ríete...!; cuando era niño
soñaba con ser perfecto.

SOMBRA DEL ÁNIMO.

Que nadie espere por mañana
para poder ver cambiar la vida;
que fije la mirada en el pasado,
y a través de la senda perdida
podrá contemplar siempre lo mismo;
el camino a sus ojos se mostrará largo y monótono,
su implacable continuidad desmayará su espíritu,
y una sonrisa amarga cubrirá su rostro
al triste ver las diferencias en lo acaecido,
y recordará:
aquel trecho vine andando... por allí he corrido;
y observando lo constante y uniforme de nuestra existencia,
al ver que todo es sombra del ánimo de nuestro espíritu,
podrá dar por pasado lo no venido.
Caminantes de un camino todo igual somos,
nos hacen creer los traspiés y cambios de ritmo
que una senda nueva es la que recorremos,
y esperamos ver mañana la vía ancha y más llana,
esperamos que cambie la vida,
cuando todo lo que cambia es nuestra forma de verla y afrontarla;
mas aquel que fijando la mirada en el pasado
vea la implacable continuidad del camino,
al ver que todo es sombra del ánimo de nuestro espíritu,
una sonrisa amarga cubrirá su rostro...
y triste dará por pasado lo no venido.

EL AMOR PLATÓNICO DEL ÁNGEL CAÍDO.

He lamido carnes,
bebido salivas,
acariciado cabellos,
penetrado vientres,
que ahora sé que me decían nada;
y cuando tú me vuelves la espalda,
indiferente, despiadada,
yo conozco en las sombras,
el tacto del fuego del sexo
en la luz de tu mirada.
Quiero secar y no puedo
la tibia brisa mojada
con tanto olor a mujer,
que enciende llama en mi aliento,
que me enfría y que me abrasa,
de tus gestos que me gritan
que todo lo que he bebido
no me sabía a nada.
Déjame ser la sombra
de un perro vagabundo
que se cruce en tu camino
tan sólo por un momento,
y haga un sutil vaivén
al fundirse con tu sombra,
para soñar que puedo
ser tan hombre como siempre quise ser.
Llévame golpeando en tus sienes
y bajaré hasta tus pies
para trepar hasta tus senos,
y sembrarte en el centro de tu cuerpo
y gritarte hasta hacerte enloquecer
que sólo tú eres mujer.
Poséeme con tu manto de hembra,
arráncame los labios,
áseme locamente las manos,
y escribe todo tu orgasmo
tatuando ensañadamente
tus gemidos en mi piel,
en el humo de mi sangre,
en mi ser.

viernes, 23 de julio de 2010

COLORES APAGADOS

Qué inmensa es la tristeza
cuando no se siente curiosidad por la vida,
y sólo se espera la muerte,
tan callada, tan sombría.
Qué inmensa es la tristeza
cuando no te queda inspiración
para escribir los postreros versos de la vida,
y sólo se espera la muerte,
tan obscura, tan vacía.
Cuando los ojos ya no tienen lágrimas
para desahogar las penas
que te hunden en el fango de la vida,
cuando no puedes llorar por ti mismo
y te sientes impotente aguardando la muerte,
¡qué tétrico se vuelve el aire que respiras...
y qué apagados son los colores que te rodean!.
Después del frenesí que me ha tocado vivir,
yo no me enfrento a la muerte,
no tengo fuerzas,
la muerte se enfrenta a mí;
y mientras los ojos fijos en el papel
no se atreven a mirar alrededor,
¡qué solo me siento sin ti!.
Sí, por un momento pasan por mi mente
los rostros borrosos de las personas queridas,
pero no me queda amor,
apenas me resultan reconocibles,
sólo tú te alejas con mayor nitidez,
pero no es suficiente,
apenas puedo ya reconocerte
entre las sombras.
Siento frío gélido en las sienes
y fatiga de vivir,
saco fuerzas de flaqueza para poder escribir
y el sudor baña mi frente.
Mas nunca se pierde la esperanza,
ni siquiera ante la muerte...
pues si mientras vivo me muero...
quizás morir sea vivir.

jueves, 22 de julio de 2010

TENGO MIEDO. DEPRESIÓN

Pienso en el mañana,
y tengo miedo, ilusión y esperanza
ante la vida;
mientras fijo la mirada
en el techo de mi cuarto,
de madera vieja y apolillada,
tengo miedo y esperanza ante la vida;
vuelvo la cabeza hacia la bombilla
y sus destellos ciegan
mis ojos cansados por el insomnio,
mientras sigo pensando
recostado sobre la almohada blanca
de flores azules apagadas,
y siento miedo ante la vida.
En el mismo cuarto de siempre,
mientras fumo el último cigarrillo de la noche
y me recreo en la contemplación del humo,
una tos quebradiza de esputos
me dice que siento horror ante la vida;
el pitillo sigue ardiendo
en el cenicero de cristal
colocado sobre la silla;
un montón de libros
que suponen esfuerzos inútiles
de lecciones ya olvidadas
me rodean.
Me cubro con la ropa,
y al mirar la puerta despintada
siento miedo al saber que mañana
tendré que volver a abrirla
y vagar por este mundo
que me atormentará un día más;
¡qué tristeza la del que no puede
morirse por la noche
y decirle, por un momento, adiós a la vida!
Siento miedo como ayer
y como mañana,
sin que exista ni el antes ni el después,
porque no existe nada para el que llora
mas que lágrimas.
Estoy muerto y ...
siento miedo ante la vida.

miércoles, 21 de julio de 2010

IMPULSO SUICIDA

Si alguna vez esperé algo,
y si un día viví por algo,
si ayer me sentí confuso...
hoy mi mente está clara,
y ya no espero nada,
hoy no vivo por nada;
sólo vivo;
solo vivo.
Si hubo tiempos en los que supe soñar,
si hubo algo en mi cuerpo
y creía a pies juntillas mis mentiras,
hoy mi ilusión ha perdido su color,
y, transparente, deja proyectar
mi visión al infinito, y hoy,
no veo nada;
sólo veo;
solo veo.
Si fui cuerpo de mi sombra,
si fui huella de un deseo...
si fui agua de mi nube
que caí...
hoy no soy nada;
soy yo;
sólo soy;
solo soy.
Si miré y si escuché,
si vi y si razoné,
si un día me palpé...

hoy no siento nada;
pero lo sé.
Si un día lloré o reí,
si un día creí,
si padecí...
hoy ya soy libre,
pero aún no soy feliz,
pues me siento;
sólo me siento;
solo me siento.
Sé que algo me falta,
pues sobro yo,
y aspiro a no saber;
algo que me dé la paz,
sólo algo que exista por mí;
sólo necesito algo:
un “ni siquiera”.

lunes, 19 de julio de 2010

GREGUERíAS

1/ El arma de fuego es el alfabeto de los subnormales.
2/ Las luciérnagas son las lágrimas de los ángeles caídas al suelo en la noche.
3/ El corazón es el reloj de la naturaleza humana.
4/ La puerta es la taquilla del aire.
5/ La sábana es la ola que ampara nuestros sueños.
6/ El gamo es el caballo del hombre invisible.
7/ El mar es el cielo derrotado.
8/ La luna es la farola de los enamorados.
9/ Las estrellas son las manchas que Dios le ha limpiado a la noche.
10/ Las golondrinas lloraron cuando murió Bécquer,
no obstante, habían nacido de las hojas de una violeta
que otro poeta había arrojado al viento, hace mucho tiempo, cuando la última coincidió con el sí.
11/ El poeta es un niño que duerme y sueña de día, y se muere por la noche.
12/ El gorrión nació de una hoja de roble que se llevó el viento una tarde de otoño.
13/ La imaginación es el caballo de la greguería, la estupidez sus riendas, el humor y el ansia de belleza la espuela, y el jinete un loco.
14/ El cisne nació del reflejo de la luna en un lago .
15/ La muerte es el fantasma del miedo. Sólo existe el final de la vida.
16/ El hombre es un gusano que quiso ser mariposa, pero su vida es tan corta, y la experiencia tan difícil de adquirir, que los que más, mueren cuando llegan a crisálida.
17/ El pseudointelectual (son casi todos), es el perro que persigue su cola hasta que se siente mareado.
18/ Muchos que dicen buscarse a sí mismos no pretenden encontrarse, sólo huyen, pues en el momento en el que lo hicieran sentirían el pánico que siente una vaca cuando se ve reflejada en el agua.
19/ Todo el que le sigue el juego a la sociedad es un “purdiosero” que ni siquiera sabe escribir, no obstante, con frecuencia confunde las vocales.
20/ Lo que diferencia a un ojo de un cojo no es sólo la -c-, ya que también se quita la -j- y se la pone debajo a la primera para hacerse un bastón.
21/ A media luz y en la cama, un hombre (se excluyen homosexuales), siempre está con tres mujeres, pues le crecen las niñas.
22/ La esperanza es el ave que no emigra, la experiencia lo hace todos los días.
23/ El amor es la flauta de muchos locos, los demás se extrañan, porque ambos han caído en desuso.
24/ El vampiro es el macarra de la murciélaga.

jueves, 15 de julio de 2010

DON QUIJOTE SE MASTURBA / AMANECER

A pesar del silencio,
a pesar de la tristeza,
a pesar de la cordura;
aún a pesar de mis llantos...
hay algo.
A pesar del sufrimiento,
los momentos de amargura,
tropezones y suspiros,
la lucha ciega,
y el final desengaño,
queda algo.
A pesar de la esperanza,
de los principios y valores,
de los pasos mal dados,
a pesar de haber pensado,
existe algo.
Aún cuando he soñado,
me he atrevido a esperar,
a luchar, a resistir;
aún cuando hasta mí
la decepción ha llegado,
nos queda algo.
A pesar de mí,
a pesar de todo,
a pesar de la vida...

queda algo...
Algo diferente y capaz
de hacernos sentir vivos,
algo imposible que es real,
algo que es sueño y deseo,
algo nuevo e infinito:
el único regalo del cielo;
es ternura, es sol y fuego,
es silencio entre los dos,
esperando en paz y satisfechos
la fría noche de la muerte,
borrachos de vida, borrachos...

es algo...
A ti, Dulcinea, con amor...
un orgasmo.

martes, 13 de julio de 2010

FILOSOFÍA EXISTENCIAL

El hombre es un ser tonto por naturaleza,
que se pasa la mayor parte de la vida
tratando de engañarse a sí mismo.
Por eso el consuelo que le queda
es ser menos tonto que los demás;
así comienza la lucha,
la lucha de los imbéciles
que compiten inconscientes,
hundiéndose en la estupidez,
por el hecho de intentar
derrotar a los demás,
y no vencerse a sí mismos.
Nuestro fin real es el “éxito”,
estandarte de lo absurdo,
el motivo que nos impulsa
a seguir caminando
en pos de una realidad
que es la primera mentira
y el último desengaño.
Los únicos no equivocados,
aquellos a los que alejamos,
los leprosos del presente,
son los que están acertados.
Aquellos a quienes tememos
y si podemos consolamos,
los valientes de la vida,
los de los ojos abiertos,
los infelices, los tristes,
los rebeldes, los marginados un día,
que su meta alcanzaron
adoptando la locura,
son los únicos llegados.
Los espíritus puros,
los que están en su cuerpo encarcelados,
consiguieron lo imposible,
desprovistos de los sueños,
del error y de lo humano;
vomitan cada día sobre el mundo
los sinsentidos y los ascos
de la experiencia adquirida
en la podredumbre del tiempo,
en el sudor de las almas,
en los esputos de la fantasía
y en la náusea de la verdad,
en la muerte de los vivos,
y en lo que amamos
y en lo que hemos odiado.
Y yo por mi parte...
aquí... divagando,
diciendo tonterías y verdades...
proyectando sobre mí los contrasentidos del mundo,
y sobre los demás...
mis momentos de consciencia,
es decir, mis momentos de locura,
esto es, mis propias calamidades.

lunes, 12 de julio de 2010

LA ESTACIÓN

El sol está tapado por nubes grises;
son las siete de la tarde,
y sobre los bancos pintados de verde hay dos maletas;
dos niños, uno rubio y otro moreno, juegan
sobre los raíles, recogiendo billetes viejos.
La cantina está desierta y solitaria;
el hombre de uniforme está sentado en la oficina;
un muchacho joven deambula de un lado para otro
esperando la llegada del tren,
camina despacio, levantando la punta de los pies,
y al llegar a los servicios, da media vuelta
e inicia el mismo y monótono recorrido.
Ha llegado una mujer que observa el horario en el tablón;
yo miro el reloj de la estación, y oigo
el sonido de un tren que se acerca.
Me invade una profunda melancolía,
mientras observo los vagones
detenidos en la otra vía,

todo me habla de una espera
y de un punto de partida,
y de un lugar perdido entre los álamos podados,
que no es más que un lugar de paso.
Ha comenzado a llover, y el tren,
que era un “mercancías”,
pasa de largo y veloz.
¡Qué tristeza y qué desesperanza me causan las estaciones!;
me recuerdan la muerte, un viaje sin regreso,
una larga espera para nunca más volver,
o un mundo gris sin flores ni sin pájaros.
¡Qué dolor tan inmenso siento!
¡Qué hastío tan vacío y tan lleno de pensamientos pasajeros!
Han pasado diez minutos y “la serpiente de hierro”
aún no ha llegado;
todo es soledad en el andén,
sólo el silencio se interrumpe cada día
por el ruido ensordecedor de las locomotoras,
como ayer y como mañana,
en un lugar en el que no existe el hoy.
¡Por fin ha llegado!,
se detiene con un chirrido lamentoso,
me subo al final del último vagón;
se pone en marcha
y veo alejarse la estación
y los raíles rectilíneos y paralelos...
Dejo atrás el mundo del vacío y la tristeza,
del silencio y de la espera,
en el aire hueco de un eco de la muerte.

viernes, 9 de julio de 2010

SOLEDAD

Es un día de sol y brisa;
sentado en el banco verde del parque,
mientras los pájaros se mueven
entre los álamos y las palmeras,
veo los bultos pasar.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Silencio en el ruido,
vacío en la multitud,
paisaje mudo,
y yo, absorto en mí mismo,
una piedra;
sólo el rayo tétrico que cruza mi pecho
me da la consciencia de que estoy despierto.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Entre la punta de mis botas
pasa una hormiga,
también ella camina sola,
y mientras recuerdo vagamente
los momentos felices y tristes del pasado,
la hormiga perdida
me da ganas de llorar.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
La brisa me despeina
y su contacto me produce melancolía;
trato de fijar la mirada en el sol,
dos lágrimas corren por mis mejillas,
y los bultos que pasan se deforman.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Destapo la lata de cerveza,
y mientras humedezco la garganta
vuelven a mí ansias frescas de vivir,
pero sólo por un instante.
Cerca pasa el río, que se oye monótono;
al lado está la nostálgica estación,
y los pitidos del tren a lo lejos.
Es un día de sol y brisa,
sentado en el banco verde del parque,
mientras los pájaros se mueven
entre los álamos y las palmeras,
veo los bultos pasar.
Vacío, tristeza inmensa y vaga;
sinsentido de la vida;
¡cuánta soledad!

jueves, 8 de julio de 2010

EN SOLEDAD

La vida en soledad con uno mismo;
vivir apartado del mundanal ruido,
dejar a un lado la corrupción y la miseria,
y ser nuestro mejor amigo.
¡La soledad es muy bella!
Meditar a solas y en silencio;
jugar con nuestro pensamiento;
dar a la imaginación rienda suelta;
vivir la vida sin trabas ni reservas,
a nuestro aire, libres y sueltos.
¡La soledad es muy bella!
Concentrarnos en nuestro propio mundo,
sin dejar escapar nada de nosotros mismos,
jugando con nuestra propia esencia,
enriqueciendo nuestro espíritu,
tan sólo y únicamente abierto para sí mismo;
poder palpar nuestra existencia;
sentirnos autosuficientes.
¡La soledad es muy bella!
Camino solo por la senda de mi vida,
sin nadie que interrumpa mis quimeras,
libre de condicionamientos,
creando el mundo que a mí me gusta,
contemplando las nubes y bebiendo el viento,
volando sin trabas ni reservas,
a mi aire, libre y suelto...
Si eres buen amigo de ti mismo,¡la soledad es muy bella!

miércoles, 7 de julio de 2010

NARCISISMO. A LA MUERTE DE CRISTO

Obrarás por orgullo,
obrarás por conveniencia,
obrarás por vanidad,
y de nada cuenta te darás.
Obrarás por ti mismo,
no lo harás por nadie más,
y seguirás sin darte cuenta.
Serás altruista y tú serás el final,
el que recibe el bien de tus propios actos;
es triste pensar que no puedes
desprenderte de ti mismo
para ser quien quisieras ser;
es triste el saber que estás
encarcelado en ti mismo
y condenado a no poder liberarte.
Nunca dejarás de lado tu miseria
porque si te faltase dejarías de existir;
pero si eres tan perfeccionista
y posees tantas ambiciones de beldad,
debes asesinar tu alma
y dejarás de comer tu propio ser,
y lo darás a los gusanos,
porque ellos, más humildes,
no sienten asco de la mierda,
ni de sí mismos,
ni de la vida;
y serás por una vez altruista
y puro, de verdad,
porque entonces ya no existirás
para emborracharte con tu propio
e inconsciente orgullo.
Lo perfecto no existe;
(1) lo perfecto es la muerte.

(1)lo perfecto es no ser

martes, 6 de julio de 2010

PÉRDIDA DE IDENTIDAD

Vivió una infancia triste;
su vida fue una tristeza infantil,
por no poder conseguir
un sol de amor con su candil.
Aquel mundo no le gustaba,
no comprendía porque era así,
quería cambiarlo todo y
se sintió impotente.
Por ser un sentimental,
por aprecio a sus seres queridos,
mil veces escapó a la muerte.
Así pues, si quería vivir,
no pudiendo cambiar el mundo,
se quiso cambiar a sí;
lloró amargamente una vez más,
y sin darse cuenta
se sintió extraño dentro de sí...

corrió buscándose de nuevo,
¡aquellos que ayer creía complejos...!,
quiso conocer otra vez a aquel
niño sensible que quiso cerrar los ojos,
mas no lo encontró
a pesar de su angustioso afán.
Algo terrible se había adueñado de su ser;
quiso llorar y no pudo.
¡Qué triste querer llorar y no poder!,
pues no le quedaban lágrimas...
y alguien había muerto.

lunes, 5 de julio de 2010

DESEO REGRESAR

Y el silencio y la tristeza llegaron
cuando ya no pude hacer poesía,
la vida se me escapó de entre las manos
y morí solitario aquel día.
Ya no amaba ni tampoco sufría,
pero me di cuenta de que así
no valía la pena vivir:
si mayor es el sufrimiento
más intensos son los momentos de alegría;
perdí los sentimientos y la sensibilidad,
y me dí cuenta de que Fray Luis
estaba equivocado;
ya no envidio a los árboles ni a las piedras,
sólo envidio al niño que fui,
a aquel que soñaba y que luchaba,
a aquel que lloraba y reía,
a aquel que amaba y sufría,
a aquel que sentía.
¡A aquel que sentía!

domingo, 4 de julio de 2010

POSÉ

Y en los labios que colgaban de otros sesos,
posé los besos más tristes de mi vida;
y en las ramas oscuras de otro sexo,
posé los pétalos blancos
más fríos de mi vida;
y en otra mirada sonriente y sorprendida,
posé el adiós presuroso y frío,
más triste de mi vida;
y dejando atrás otros sesos, otros sexos, otros labios,
otros besos, pronuncié el adiós
más sentido
y más frío de mi vida.
Y buscando huir del recuerdo del cobijo
más cálido de mi vida, posé mi muerte
en el cobijo de la vida de otra vida.

jueves, 1 de julio de 2010

YO NO QUIERO FAMA NI GLORIA

Yo no busco la diferencia,
sólo quiero ser yo mismo;
yo no quiero yates ni aviones,
sólo quiero el cielo y el mar de por míos.
No busco falsas imágenes,
quiero el mundo mismo.
Yo no quiero la mentira,
no quiero que me impongan mis necesidades,
yo no vivo de sus ilusiones,
amo mis propias realidades;
no tengo vergüenza de mí,
por ser quien yo quiero
y no ser un ser impuesto
con el que no me identifico.
Soy más ambicioso que nadie,
y casi todo lo consigo,
por saber lo que persigo
y no vivir de nimiedades.
No me importan cosas vanas,
desprecio los atavíos;
yo sólo quiero el mar
y el cielo de por míos,
y a los dos los consigo
sentado en un monte,
viviendo un atardecer,
conversando con un amigo;
¡yo quiero el mundo de por mío!

VERSOS DE OLGA

Tantos versos para nada,
sino desahogar mis penas;
versos de nadie llenos de tanta nada,
para nadie, sin nadie que los oyera.
Tanta ambición de llenar una página en blanco
de belleza y hermosura,
para entregársela a alguien
que comprendiese la pretendida hondura
de palabras anónimas, tan pobres y desdichadas,
lastimadas, ofendidas por la pluma
de un pobre vagabundo
del mundo de las ideas;
sólo fueron papeles arrugados en un cajón,
y en mi mente el eco perdido y difuso
de los llantos en silencio
de un pobre niño, pobre en todo,
rico en nada, más que en ensueños y quimeras,
que le quiso dar al mundo y a ella (otra quimera),
todo el amor, sangre, venas,
y la carne destrozada
de un corazón cualquiera.
Con más ambición que nunca
quise construir belleza
para dársela a la niña
que cada segundo camina conmigo,
surgiendo de mi pecho
y bañando todo mi cuerpo
de frenética obsesión
en cada apurado latido
de un corazón, que más que lleno,
amenaza a estallar con el peso
del recuerdo contínuo de la última sonrisa
y el anhelo del próximo encuentro.
En fin,
ya ves, no hice nada;
es mi nada,
son tus versos;
dales ternura y vida,
vida con la ternura,
con tu ternura mi vida,
para que pueda seguir viviendo y queriéndote,
niña amada, niña mía.

RESPUESTA A LOS VERSOS DE UN AMIGO

Y nos paramos a pensar...
el tiempo sigue escapando,
resbala solo el camino;
empujados a la nada,
volvemos la vista atrás
y vemos aquel abismo;
esa nada que es pasado,
ya no es, tan sólo ha sido,
llena de recuerdos fríos,
gélidos, difusos, borrosos,
desprecios de lo vivido,
por ese tiempo carcomidos,
lejanos, amontonados en el fondo de ese inmenso vacío;
o gélidos que aún flotan
con lamentos y suspiros,
tendiendo manos hambrientas
a un retorno prohibido,
gélidos, porque fueron tatuados a hierro ardiendo,
y nos hablan de momentos felices
que no podrán ser revividos.
Pasado que fue presente,
de presente precedido,
presente que ahora muere,
abriendo un nuevo vacío,
nada hueca bajo los pies,
a llenar con “holas”, “adioses”,
risas y lágrimas,
suspiros de sangre o miel,
que nacen de la lucha
de dos mundos asesinos:
felicidad y dolor,
que se alternan en la vida
para encontrar su sentido;
mientras nosotros sólo deseamos
una risa colmada, continua,
eterna, sin lagunas
ni huecos vacíos;
realidad imposible,
sueño de un ser peregrino.
Matemos las utopías,
acerquémonos a nosotros mismos;
la lucha y la muerte
son nuestro destino;
de la lucha de dos mundos
nace nuestro sentido,
como el dolor de la distancia
te hace ser feliz con la carta de un amigo,
o el vacío del pasado
me hace sentir
que estoy muerto, pero vivo,
“pues recuerdo, luego existo”.

POESÍA DEDICADA A JOAQUÍN SABINA

Desde los diez años
tengo alquilado el sótano a Joaquín
en el trece de la Melancolía,
al fondo del Callejón de la Hipocondría,
entrando en la Avenida de los Desesperados,
donde corta la Travesía de la Desesperanza.
Es un pueblo muy pequeño, de casas grises,
donde las ventanas las dibujamos hoy,
para vivir un día más,
esperando un mañana que no existe.
Cuando nos levantamos pintamos el horizonte
de cada jornada
con la pintura humana de la contumacia.
Nos acostamos tarde,
después de mojar los ojos
en una fuente que todos compartimos
(aunque ninguno nos conocemos),
para mirarnos al espejo
y ver las lágrimas que se acabaron aquel día...

Es un pueblo sin nombre,
y para encontrarnos hay que preguntar
tan sólo por nosotros mismos;
aunque oí decir que hace mucho tiempo
le llamaban El Toboso.
Yo vivo de escribir poesía,
aunque no me pagan por ello.
Hace tiempo me presenté
para rodar “Psicosis 10”
bajo la dirección de Belcebú.
Hicieron su solicitud conmigo
Gustavo(1) , José (2), Pedro (3),
la reina Juana, y Carlos “El Hechizado”,
entre otros “egregios colgados”;
pero el director renunció,
porque se apiadó de sus elegidos
y de una verdad tan hiriente para el público.
El filme lo rodamos cada día
con nuestro sino...

hasta que cese,
¡Hasta que cese!

(1) Bécquer
(2) Espronceda
(3) Calderón de la Barca

MI VOLUNTAD DE SER.

Hay poco cielo en el cielo sin ti,
o yo no lo veo,
aunque creo que no hay ninguno,
pero no importa, o tanto importa,
porque lo que falta es yo;
se nubla, se anula, se muere,
se ausenta, se hace nada;
es feo, me tapo los ojos
y dejo de ser,
y queda en la nada
un sabor empalagoso, rancio,
y de vinagre con tierra,
piedras y arenas en los dientes,
sensaciones feas en todos los sentidos;
en el corazón no se nota la ausencia,
porque hace tiempo que se murió
el corazón;
necrosado y tirado en el vacío,
tu presencia lo hace revivir
en múltiples formas
de ser, ver, escuchar, oír y sentir.
Tu presencia:
mi voluntad de ser.

COMPAÑEIRA.

E tantas veces pasaches ó meu lado
e rícheste de soslaio.
E eu rinme para tí, xa que de tanto
que tornaches en vir a verme,
se non te fixeches miña amiga,
polo menos acepteite;
e coñecíchesme e aprendiches a pasar de longo,
porque ti só te enfrentas
a aqueles que che teñen medo,
e naciches tan cobarde,
que sentiches simpatía por min,
porque cada vez que me mirabas
reflectíaste nun espello,
e chorabas de fame e amor
porque nunca poideches comer
aos teus irmáns;
e é que foi tan cedo,
era eu tan pequeniño
cando os meus escuros ollos
viron a cruda claridade da realidade,
que antes de que ti conta te deras
eu xa lle dixera “adeus” a vida;
e vivindo en soedade coa nada
fun feliz conmigo mesmo,
adourando as legañas
dos mesmos ollos
e ríndome do que discurría
e levaba dentro,
asi foi que ó tiven todo.
E cando te chame de cansado,
levarasme contigo, coas bagoas
nas tuas negras meixelas, porque ti só te ris
se poideras humillarme
e asoballarme,
e eu, miña irmanciña,
como llo tiven moi cedo,
xa non teño medo á morte
nin lle teño medo á vida.

SEMPRE CHUS.

Fiquei longo tempo
sen chorar as miñas fames,
coidaba cas angurias
e os sufrimentos que matei con presa,
argallando con palabras fermosas
en papeis que me enxogaban
as bágoas, que me queimaban as meixelas,
non voltarían a min
coa forza con que me deixaron
o corazón en ronchas mouras
e arrancaron as raíces
nas que medraban as ledicias
e as tristuras do neno que sempre fun
e aínda sigo sendo;
por unha banda lembraba
nos papeis do meu caixón
penas coma lousas,
que tapaban para sempre,
as razóns de calquer queixa
e a falla de ganas de seguir vivindo.
Así foi que mais dunha vez,
dixen parvadas quiméricas,
coma aquelas de que non
me quedaban bágoas,
nin cachos na miña pel
para mais rachaduras.
Pero caín en moitos erros
e namoreime dunha muller
que voltou a mín o senso,
antes, de vivir,
agora, de seguir querendo morrer.
Coma as fontes que se abren
nos prados secos,
cando trona no seu corazón
ó ver no ceo as nubes negras,
volveron a rachar
tódalas feridas,
e están verdes e vermellas,
e as bágoas que non teñen
burato dabondo nos meus ollos,
saen por elas e fanme berrar tanto,
cas anduriñas voan alto
para non escoitar
tan amargos e tolos lamentos.
E eu só quero dicirche
que por primeira vez na miña vida
sinto ciumes, ciumes
de todo o que non me deixe
facer de ti unha cova
donde clavarme dentro para sempre,
e poder dicirche o que un día
discurrín para unha muller
que nunca existeu
ata que te coñecín:
“e poderá a morte vir a saudarnos,
mais ante a nosa ledicia
a mesma morte morrerá,
e ti rirás para sempre
xunto a min,
porque a un amor tan forte
nada poderá poñerlle cabo”.

SINTOMATOLOGÍA DEL AMOR PLATÓNICO

Como cuando el aire se hace viento,
cuando todo se vuelve de un rojo brillante
y de un verde y un azul tiernos,
cuando la luz del sol se pone cegadora,
como cuando la tierra se moja y exhala vapor,
cuando todo es obscuro y transparente,
cuando mi vida sólo es amor...
¡tal es mi enamoramiento!
Cuando un rayo húmedo cruza de sobresalto mi pecho;
cuando los ojos se humedecen sin saber porqué;
cuando mis labios tienen hambre y mi boca tiene sed;
cuando el vientre tenso me entrecorta el respirar;
cuando veo las pupilas de sus ojos
como rocas perdidas en el mar;
cuando esa marea ahoga mis razonamientos
y todo mi cerebro son suspiros y anhelos;
cuando un haz de corriente invade mi cuerpo;
cuando soy débil, frágil, vulnerable,
cuando deseo morir viéndola a lo lejos,
como Dios radiante al que tan sólo contemplar
puedo, como imagen pura que no es digna
de mi mención,
como ser inalcanzable para bendecir al cual
he nacido yo;
cuando me abato como rama débil
a la que tortura el viento;
cuando queriendo pensar no pienso;
cuando mi cabeza es un maremoto;
cuando morir al contacto de sus labios
y bajo la mirada de sus ojos
es mi único deseo;
cuando besarla y morir me sigue pareciendo
infinitamente egoísta;
cuando tropiezo estando quieto
y me avergüenzo de mí mismo,
cuando todo es ya un imposible...
Sí, algunas de las veces
en las que soy estúpido e imbécil,
es que estoy enamorado.

BELLA SIN ALMA

Ví tus ojos en la noche,
noche en la que era feliz;
creí ver sinceridad y dulzura
en medio de aquel contexto de sofisticación,
de droga convencional,
donde la mediocridad,
yo, aquel, aquella, se vuelve pura mierda
en un mundo de exacerbada vanidad.
Quise escaparme fuera,
ver la sincera oscuridad de la noche
en el negro azabache de tus cabellos,
y viajar por ella en dos barcas unidas (tus pupilas),
que flotaban en el mar,
que en calma me hacía añorar
la isla perdida donde nació
aquel exotismo del contraste de tu pelo
y aquellos ojos tan azules,
más azules que el cielo,
más azules que el mar,
más azules que el azul.
Nunca pensé que viajaría tanto tiempo
abrazado a tu cuerpo, acariciando tus senos
y bebiendo, dulcemente,
el aliento de tu boca,
la saliva de tus labios,
la suavidad de tu cuello;
mientras me estaba enamorando,
bella sin alma, tu jugabas
con uno más de tus muñecos.
Sólo un día hablaste conmigo,
y entonces me pediste tiempo;
¿querías llenar tu vacío
con lo que yo siempre llevé dentro?
Ayer te dije “adiós”,
no quise verte más,
demasiado amor a cambio de silencio;
bella sin alma,
aunque no puedas palparla
porque no tienes sentimientos,
si el barro no vale nada,
la mía la llevas dentro,
pero cuando se cure mi herida,
dentro de poco tiempo,
seguiremos caminando a solas,
yo con mi alma,
tú tan sólo con tu cuerpo.

UTOPÍAS

Al sol que me alumbraba de niño
quise yo cantarle un día,
mas cuando dí comenzado,
ví que desaparecido había;
la noche ocupó su sitio,
y el miedo, el desengaño y la desesperanza
ocuparon el lugar que había quedado vacío en mi vida.
Busqué la luz en la luna y en las estrellas,
que en ocasiones iluminaban mi caminar;
pero como el brillo del sol
nunca encontré nada jamás.
Sin esperanza y perdido,
meditando y tratando de conocerme a mí mismo,
dí con la realidad:
no existe sol, ni luna, ni estrellas;
no hay más que obscuridad.
Toda la luz que creí ver
era el resplandor del niño que fuí,
la ilusión de mi alma tierna y joven...

hoy quiero encontrar a mi niño
y el sol volver a ver,
¡porque ser niño es ser!

EL SUEÑO DE MACHADO

El tiempo pasa...
se gana experiencia...
se va perdiendo la rebeldía
ante la impotencia...
te haces más práctico...

pero te queda algo:
principios y amor.
Pierdes tus grandes sueños
y ambiciones,
tienes que dejar perecer parte de ti mismo
si quieres sobrevivir;
ya no hay en ti la misma fuerza,
pero sigues existiendo,
y dentro de ti llevas la simiente.
Sabes que no has cambiado el mundo
como habías soñado,
pero también sabes
que sigue existiendo
un hálito de amor,
que contribuye a hacerlo mejor;
ya no te encuentras al borde del abismo
por ver el horror del mundo,
ni se te ocurre llorar por ello...

pero sabes que en un rincón
queda un diminuto ser,
ni popular ni famoso,
que trata de hacer felices
a aquel reducido grupo de personas
que le rodean,
y sabes también que en el fondo,
orgulloso de ti mismo, incólume,
has sido tan fuerte como nadie
y el menos condicionado:
has sido capaz de recibir poco,
y dar algo más...
Sí, ya sé que no es mucho,
pero también ahí has triunfado,
te contentas con menos...
Y habrá transcurrido tu vida
como una pompa de jabón
que se habrá roto a poca altura,
sencilla sí, sencilla en sí,
humilde y además pura,
sin siquiera haberse atrevido
a perfumar el viento,
pero una senda invisible
quedará marcada en el aire
y un duendecillo de cabello canoso
y mofletes sonrosados
dirá a los pájaros:
“mirad, es el sueño de Machado”.

POESÍA LXIV

Sin color las ilusiones del pasado,
vaciada la fuerza del espíritu,
y ya marchitas mis ansias de rebeldía,
mientras me voy muriendo paso a paso,
distinto (muerto o tranquilo),
contemplo en soledad y deleitado
el mundo que me hizo llorar un día.
Solo, mudo y absorto, sentado en la hierba verde,
en tanto contemplo el cielo azul
y las nubes desplazadas por el viento,
de las cuales, en suave bailoteo,
las oscuras golondrinas penden,
recuerdos de llantos, luchas y fracasos
de forma lenta van pasando por mi mente.
Ni rencores, ni odios ni alegrías
ocupan un lugar en mi cerebro;
las imágenes transcurren solitarias,
y conforme brotan de mi alma
son llevadas en su seno hacia el lejano horizonte
por el aire, que circula somnoliento.
Convertido en un elemento más del paisaje,
reconcentrado, mientras observo y me embeleso
y habito en el mundo de los sueños
(un mundo indescriptible,
que creo ser yo mismo),
escucho el cantar de un pájaro,
un alma hermana de la mía,
y al mismo tiempo veo un pino seco,
pienso: “dichosos de aquellos que, como yo muertos,
derrotados por el tiempo y por la vida,
conservan en un lugar de su corazón
las intangibles fuerzas de la fantasía”.

DESEO REGRESAR

Y el silencio y la tristeza llegaron
cuando ya no pude hacer poesía,
la vida se me escapó de entre las manos
y morí solitario aquel día.
Ya no amaba ni tampoco sufría,
pero me di cuenta de que así
no valía la pena vivir:
si mayor es el sufrimiento
más intensos son los momentos de alegría;
perdí los sentimientos y la sensibilidad,
y me dí cuenta de que Fray Luis
estaba equivocado;
ya no envidio a los árboles ni a las piedras,
sólo envidio al niño que fui,
a aquel que soñaba y que luchaba,
a aquel que lloraba y reía,
a aquel que amaba y sufría,
a aquel que sentía.
¡A aquel que sentía!

ADOLESCENCIA, AMBICIÓN Y NARCISISMO

Fraguarás sueños e ilusiones,
lucharás por la fama, el éxito,
la ambición;
que los demás reconozcan tu mérito,
aunque en el fondo no seas más
que un pobre diablo.
Lucharás por superarte cada día
dentro de un mundo lleno de dolor,
dentro de una sociedad llena de mentira,
tratando de emular al héroe
que como tantos otros quedó en el desván,
y al que todos admiran y envidian,
sin conocer su pobre realidad.
Sufrirás, serás un masoquista,
tropezarás mil veces en la misma piedra,
porque todo intelectual que se precie
es la conciencia del mundo,
un alma llena de pena
que no admite que tiendan manos al “mesías”,
porque él es estandarte de consciencia,
y aunque le produzca dolor,
vale más una torre de orgullo
que un poco de paz.
Nunca te creas el menos condicionado,
el puro, el inteligente autodidacta,
cuando no eres capaz de callar
y necesitas venderte al mundo
escribiéndole poesías amargas
o libros de carácter existencial.
Bien, yo soy ahora de esos seres prácticos
que miran al mundo de frente...

y de soslayo,
no sin falta de ternura
ni de buena voluntad,
que soy modesto porque comprendo
que todos somos iguales en lo básico,
y que sé que lo que conviene olvidar,
si nos perjudica, es mejor olvidarlo.
No seas un hombre masa,
pero tampoco pretendas empresas,
que desde la mera teoría,
solo pueden causarte
depresiones y tristeza.
Y si eres un alma en pena
que pretenda arreglar el mundo,
piensa y fíjate en la experiencia
de aquel al que crucificamos.
Fraguarás sueños e ilusiones,
lucharás por la fama, el éxito,
la ambición,
tratando de emular al héroe que
como tantos otros quedó en el desván,
y al que todos admiran y envidian,
sin conocer su pobre realidad;
y al final de tu vida, si ves claro,
entonces cuenta te darás
de que hay algo importante
que has dejado de hacer:
sin dejar de ser responsable,
y cumpliendo con tu parte...
haberlo pasado mejor.

SANGRANTE NOSTALGIA

Recuerdo cuando era un niño
y estaba lleno de amor,
cuando era un sentimental y necesitaba calor;
ahora me siento viejo y cansado por el tiempo,
y ya no siento fuerza en mi interior.
El sol que alumbraba mis ilusiones se apagó...
y hoy me siento solo, apartado del mundo.
Hoy no valgo nada, estoy muerto,
en mí no hay nada por lo que
valga la pena vivir.
¡Oh, Dios mío!, ¿dónde estará el niño que yo fui?




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DEDICATORIA:

A mis padres José y Aurea; a mi hija Clara Isabel;
mi hermana María y mi sobrina Paula, mi admirada tía Maruja y
mi tío Baluarto; para mi primo José María " el grande"; a mis
venerados amigos (ellos saben quienes son); y también a la ciudad
de Lugo y a sus honorables gentes.
A los singulares, más que a los plurales; a los raros, a los olvidados,
y a la inmensa minoría.
También para Felipe Millán y Pepín, Isabel Martínez Martínez, Loli Valeiras
y Consuelo Aceña.
Mi especial y gran agradecimiento para Juan Leonardo Álvarez Sánchez.

PONGO MIS POESÍAS EN OFRENDA A LOS PIES DE SHRI SAI BABA DE SHIRDI

IMÁGENES DE SHRI SAI BABA DE SHIRDI


OM SAI RAM.