jueves, 1 de julio de 2010

DESEO REGRESAR

Y el silencio y la tristeza llegaron
cuando ya no pude hacer poesía,
la vida se me escapó de entre las manos
y morí solitario aquel día.
Ya no amaba ni tampoco sufría,
pero me di cuenta de que así
no valía la pena vivir:
si mayor es el sufrimiento
más intensos son los momentos de alegría;
perdí los sentimientos y la sensibilidad,
y me dí cuenta de que Fray Luis
estaba equivocado;
ya no envidio a los árboles ni a las piedras,
sólo envidio al niño que fui,
a aquel que soñaba y que luchaba,
a aquel que lloraba y reía,
a aquel que amaba y sufría,
a aquel que sentía.
¡A aquel que sentía!

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