martes, 6 de julio de 2010

PÉRDIDA DE IDENTIDAD

Vivió una infancia triste;
su vida fue una tristeza infantil,
por no poder conseguir
un sol de amor con su candil.
Aquel mundo no le gustaba,
no comprendía porque era así,
quería cambiarlo todo y
se sintió impotente.
Por ser un sentimental,
por aprecio a sus seres queridos,
mil veces escapó a la muerte.
Así pues, si quería vivir,
no pudiendo cambiar el mundo,
se quiso cambiar a sí;
lloró amargamente una vez más,
y sin darse cuenta
se sintió extraño dentro de sí...

corrió buscándose de nuevo,
¡aquellos que ayer creía complejos...!,
quiso conocer otra vez a aquel
niño sensible que quiso cerrar los ojos,
mas no lo encontró
a pesar de su angustioso afán.
Algo terrible se había adueñado de su ser;
quiso llorar y no pudo.
¡Qué triste querer llorar y no poder!,
pues no le quedaban lágrimas...
y alguien había muerto.

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