viernes, 9 de julio de 2010

SOLEDAD

Es un día de sol y brisa;
sentado en el banco verde del parque,
mientras los pájaros se mueven
entre los álamos y las palmeras,
veo los bultos pasar.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Silencio en el ruido,
vacío en la multitud,
paisaje mudo,
y yo, absorto en mí mismo,
una piedra;
sólo el rayo tétrico que cruza mi pecho
me da la consciencia de que estoy despierto.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Entre la punta de mis botas
pasa una hormiga,
también ella camina sola,
y mientras recuerdo vagamente
los momentos felices y tristes del pasado,
la hormiga perdida
me da ganas de llorar.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
La brisa me despeina
y su contacto me produce melancolía;
trato de fijar la mirada en el sol,
dos lágrimas corren por mis mejillas,
y los bultos que pasan se deforman.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Destapo la lata de cerveza,
y mientras humedezco la garganta
vuelven a mí ansias frescas de vivir,
pero sólo por un instante.
Cerca pasa el río, que se oye monótono;
al lado está la nostálgica estación,
y los pitidos del tren a lo lejos.
Es un día de sol y brisa,
sentado en el banco verde del parque,
mientras los pájaros se mueven
entre los álamos y las palmeras,
veo los bultos pasar.
Vacío, tristeza inmensa y vaga;
sinsentido de la vida;
¡cuánta soledad!

No hay comentarios:

Publicar un comentario