jueves, 1 de julio de 2010

POESÍA DEDICADA A JOAQUÍN SABINA

Desde los diez años
tengo alquilado el sótano a Joaquín
en el trece de la Melancolía,
al fondo del Callejón de la Hipocondría,
entrando en la Avenida de los Desesperados,
donde corta la Travesía de la Desesperanza.
Es un pueblo muy pequeño, de casas grises,
donde las ventanas las dibujamos hoy,
para vivir un día más,
esperando un mañana que no existe.
Cuando nos levantamos pintamos el horizonte
de cada jornada
con la pintura humana de la contumacia.
Nos acostamos tarde,
después de mojar los ojos
en una fuente que todos compartimos
(aunque ninguno nos conocemos),
para mirarnos al espejo
y ver las lágrimas que se acabaron aquel día...

Es un pueblo sin nombre,
y para encontrarnos hay que preguntar
tan sólo por nosotros mismos;
aunque oí decir que hace mucho tiempo
le llamaban El Toboso.
Yo vivo de escribir poesía,
aunque no me pagan por ello.
Hace tiempo me presenté
para rodar “Psicosis 10”
bajo la dirección de Belcebú.
Hicieron su solicitud conmigo
Gustavo(1) , José (2), Pedro (3),
la reina Juana, y Carlos “El Hechizado”,
entre otros “egregios colgados”;
pero el director renunció,
porque se apiadó de sus elegidos
y de una verdad tan hiriente para el público.
El filme lo rodamos cada día
con nuestro sino...

hasta que cese,
¡Hasta que cese!

(1) Bécquer
(2) Espronceda
(3) Calderón de la Barca

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